Escuela N° 97, Chorriaca, Neuquén

Los intensos vientos demoraron nuestro andar, y con el último esfuerzo nos desviamos de la ruta hacia Chorriaca, una comunidad mapuche de alrededor de 600 personas. El intendente del pueblito nos habilitó el gimnasio para dormir y poder refugiarnos de los vientos. Al otro día, fuimos a la escuelita de la comunidad a compartir la mañana con los chicos.

Estuvo realmente interesante el encuentro, nos contaron acerca de sus costumbres, las ceremonias que realizan a la tierra, nos enseñaron algunas palabras en mapuche y a contar hasta 50 mientras desayunábamos tortas fritas con té; en fin, nos transmitieron parte de su cultura.

«Chorriaca» significa lugar de muchas langostas de acuerdo a la interpretación mapuche. Los primeros pobladores vinieron de Chile, en un principio fueron nómades. En 1922 comenzó a funcionar la primer escuela, en un rancho de adobe, techo de coirón y piso de tierra, que se alquilaba al Señor Ñancupe Quilapi, cacique de la comunidad de ese entonces.

En la escuela se le dio siempre importancia a la enseñanza del cultivo y fomento del árbol. Se plantaron así varios frutales, álamos, hortalizas, algo de trigo y maíz. Hace tiempo se creó el comedor escolar, dado que la gran mayoría de los alumnos venían de grandes distancias soportando las duras inclemencias del clima.

Queremos agradecerles a los chicos y a las maestras por recibirnos cariñosamente en la comunidad; nos llevamos, además de un lindo recuerdo del pueblito y su paisaje, un marca por los paisajes «humanos» que vamos descubriendo poco a poco.

ALFONSO RIQUELME

Como el fin de este blog es mostrar diferentes realidades (ya sea a través de las escuelas, de las personas, de los lugares), aprender de dichas realidades, sacar conclusiones; escribiré en esta ocasión una charla mientras tomaba unos mates con un pueblerino de Villa Pehuenia, Alfonso Riquelme.

Alfonso, de 65 años, tiene una pequeña quinta en la cual produce hortalizas para su propio consumo y lo que queda para vender a otros. Como changa, barre las veredeas de los negocios, para sumar unos pocos pesos más. También le gusta mucho pescar, para comer y porque le divierte, aunque me contó que le exigen desde Fauna un permiso que le permita la pesca, y que las últimas veces le quitaron su caña y sus pescados, aunque él les explicó que es para comer. Nació en Neuquén, vivió un tiempo en Necochea, hasta que falleció su mujer, y se fue a probar suerte a Río Grande, Tierra del Fuego. Su hermano murió también, en su caso por problemas con el alcohol; él tiene claro que no quiere correr ese riesgo. Nuestra charla terminó con una cariñosa invitación de él, para la próxima vez que esté en Villa Pehuenia, a tomar mates con tortas fritas.

1 comentario

  1. silvina said,

    26 marzo 2010 a 11:41 pm

    Hola Picu, veo que siguen subiendo!!! que lindo viaje y con todas estas historias viajamos un poco todos los que los seguimos paso a paso. Yo sigo en buenos aires ya me vuelvo a tucuman el domingo, alguna vez se tienen que termninar las vacaciones..no?
    Me alegro mucho que esten tan bien y que no tengan tanto viento. Lindisimos los comentarios de todas las experiencias en las escuelas y los veo tan felices tanto a los chiquitos como a Uds.!!! QUE EXPERIENCIA TAN LINDA! los envidio con una envidia sana..ja..ja. Muchos saludos a los dos ..que esten bien y que sigan pedaleando …espero verlos cuando pasen por <Tucuman


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